domingo, 9 de abril de 2017

Dar mucho y recibir poco

Dar mucho y recibir poco, también cansa. Hay veces que tenemos la sensación de que estamos dando y dando pero, sin embargo, no estamos recibiendo. Esto nos suele ocurrir cuando estamos tristes, pues no obtenemos ningún tipo de recompensa tras el acto de dar y acabamos pensando que el mundo no es merecedor de nuestra dedicación.
Cuando te cansas de dar y dar sin recibir puede que, incluso, acabes evitando que alguien te ofrezca ayuda. Así, la falta de reciprocidad se acaba alimentando de una espiral de desencanto y de dolor.
Si te ocurre esto, lo mejor es abandonar tu puesto y relegar esas obligaciones que te has impuesto, pues es un intercambio que resulta tóxico para ti y que, por lo tanto, destruye tu salud.
¿Cómo puedo saber si estoy dando demasiado de mí?
Algo va mal si te estás cansando, si te invade la tristeza, la desilusión o el desencanto y si sientes que lo que haces por la otra persona es una carga cuando no debería serlo. Hay personas que pueden chuparnos, literalmente, la energía.
Es probable que ellos no se den cuenta, por eso siempre es recomendable y necesario armarse de valor y aclarar estas cuestiones. También puede que sí que se percate del tema pero que le interese mantener la situación. Entonces, lo mejor es poner a prueba ese interés dejando de esforzarnos por satisfacer sus necesidades y ver lo que sucede después. Una actitud egoísta se ve a leguas, solo necesitamos mirar en la dirección adecuada.
Detrás de cada niño que cree en sí mismo, hay unos padres que creyeron en él primero
Lo importante que es tener a alguien cuando todo se derrumba No vale de nada luchar contra viento y marea por una persona que no mueve ni un dedo. No sirve ayudar constantemente a alguien con un trabajo que no está interesado en aprender a realizar. No nos hace bien dar sin recibir. No podemos dedicarnos a los demás y olvidarnos de nosotros. La única gratitud sin la que no podemos vivir es la gratitud a uno mismo, pues es el pilar del amor propio y el cimiento de nuestro crecimiento personal.
Dar para sentirnos Cuando ayudamos a alguien le estamos ofreciendo una parte muy importante de nosotros. Esto nos enseña a apreciarnos, por lo que es esencial cuidar esta parcela de nuestra vida.
Obviamente, no vamos a dar ni a agradecer nada a quien se está aprovechando de nosotros. Eso nos haría sentir necios, a la vez que resulta peligroso para nuestro autoestima y nuestrobienestar.
Por otra parte, dicen que nunca es suficiente el agradecimiento a aquel que no te abandonó en los malos momentos. Por eso, ofrecer buenas palabras, buenos sentimientos, buenos actos y buenos pensamientos para quien nos ayudó en algún momento es muy importante, ya que esto nos ayudará a recordar el valor de la bondad y del ofrecimiento a los demás.
El poder de la reciprocidad y de la gratitud
Solo nos hace falta darnos cuenta de lo que agota y desmoraliza dar demasiado sin recibir nada a cambio para conocer el valor de la gratitud.
La verdad es que podemos agradecer lo que los demás hacen por nosotros de muchas maneras. Podemos hacerlo con una simple sonrisa, con unas palabras o con nuestras acciones. Lo que está claro es que el agradecimiento es siempre una forma de dar o de corresponder por algo que hemos recibido. La reciprocidad sana es aquella que tiene como base un intercambio que responde a la gratitud. Ofrecer un gracias o cualquier otro acto de recompensa es reconocer que la persona a la que tenemos delante hizo algo que nos produjo felicidad.
El agradecimiento es un importante pilar para nuestro bienestar y para nuestra salud.Su ausencia nos duele y nos frustra, llegando a crear una espiral de lamentos y de quejas que nos hará sentirnos tristes y desilusionados.
Agradecer y ser receptores de gratitud nos hace sentir personas válidas y merecedoras de amor, lo que mantiene nuestra autoestima y nuestro bienestar emocional en buenas condiciones. Tanto en los buenos como en los malos momentos nos reconforta y nos impulsa a seguir dando y, por supuesto, a seguir queriendo recibir.
No se puede volver atrás después de haber abierto los ojos. Hay heridas que en lugar de abrirnos la piel nos abren los ojos. Cuando eso ocurre, no cabe otra opción más que coger los pedazos rotos de nuestra felicidad perdida para recomponer la propia dignidad. Un amor propio necesario para seguir adelante con la cabeza alta y la mirada firme, sin mirar atrás, sin mendigar realidades imposibles…

Cuando das mucho sin recibir menos de nada a cambio


Dar mucho y recibir poco, también cansa
Hay veces que tenemos la sensación de que estamos dando y dando pero, sin embargo, no estamos recibiendo. Esto nos suele ocurrir cuando estamos tristes, pues no obtenemos ningún tipo de recompensa tras el acto de dar y acabamos pensando que el mundo no es merecedor de nuestra dedicación.
Cuando te cansas de dar y dar sin recibir puede que, incluso, acabes evitando que alguien te ofrezca ayuda. Así, la falta de reciprocidad se acaba alimentando de una espiral de desencanto y de dolor.
Si te ocurre esto, lo mejor es abandonar tu puesto y relegar esas obligaciones que te has impuesto, pues es un intercambio que resulta tóxico para ti y que, por lo tanto, destruye tu salud.
¿Cómo puedo saber si estoy dando demasiado de mí?
Algo va mal si te estás cansando, si te invade la tristeza, la desilusión o el desencanto y si sientes que lo que haces por la otra persona es una carga cuando no debería serlo. Hay personas que pueden chuparnos, literalmente, la energía.
Es probable que ellos no se den cuenta, por eso siempre es recomendable y necesario armarse de valor y aclarar estas cuestiones. También puede que sí que se percate del tema pero que le interese mantener la situación.
Entonces, lo mejor es poner a prueba ese interés dejando de esforzarnos por satisfacer sus necesidades y ver lo que sucede después. Una actitud egoísta se ve a leguas, solo necesitamos mirar en la dirección adecuada.
Detrás de cada niño que cree en sí mismo, hay unos padres que creyeron en él primero
Lo importante que es tener a alguien cuando todo se derrumba
No vale de nada luchar contra viento y marea por una persona que no mueve ni un dedo. No sirve ayudar constantemente a alguien con un trabajo que no está interesado en aprender a realizar. No nos hace bien dar sin recibir.
No podemos dedicarnos a los demás y olvidarnos de nosotros. La única gratitud sin la que no podemos vivir es la gratitud a uno mismo, pues es el pilar del amor propio y el cimiento de nuestro crecimiento personal.
Dar para sentirnos bien
Da mucho. Da poco. Pero da siempre.
Cuando ayudamos a alguien le estamos ofreciendo una parte muy importante de nosotros. Esto nos enseña a apreciarnos, por lo que es esencial cuidar esta parcela de nuestra vida.
Obviamente, no vamos a dar ni a agradecer nada a quien se está aprovechando de nosotros. Eso nos haría sentir necios, a la vez que resulta peligroso para nuestro autoestima y nuestrobienestar.
Por otra parte, dicen que nunca es suficiente el agradecimiento a aquel que no te abandonó en los malos momentos. Por eso, ofrecer buenas palabras, buenos sentimientos, buenos actos y buenos pensamientos para quien nos ayudó en algún momento es muy importante, ya que esto nos ayudará a recordar el valor de la bondad y del ofrecimiento a los demás.
El poder de la reciprocidad y de la gratitud
Solo nos hace falta darnos cuenta de lo que agota y desmoraliza dar demasiado sin recibir nada a cambio para conocer el valor de la gratitud.
La verdad es que podemos agradecer lo que los demás hacen por nosotros de muchas maneras. Podemos hacerlo con una simple sonrisa, con unas palabras o con nuestras acciones. Lo que está claro es que el agradecimiento es siempre una forma de dar o de corresponder por algo que hemos recibido.
La reciprocidad sana es aquella que tiene como base un intercambio que responde a la gratitud. Ofrecer un gracias o cualquier otro acto de recompensa es reconocer que la persona a la que tenemos delante hizo algo que nos produjo felicidad.
El agradecimiento es un importante pilar para nuestro bienestar y para nuestra salud.Su ausencia nos duele y nos frustra, llegando a crear una espiral de lamentos y de quejas que nos hará sentirnos tristes y desilusionados.
Agradecer y ser receptores de gratitud nos hace sentir personas válidas y merecedoras de amor, lo que mantiene nuestra autoestima y nuestro bienestar emocional en buenas condiciones. Tanto en los buenos como en los malos momentos nos reconforta y nos impulsa a seguir dando y, por supuesto, a seguir queriendo recibir.
No se puede volver atrás después de haber abierto los ojos
Hay heridas que en lugar de abrirnos la piel nos abren los ojos. Cuando eso ocurre, no cabe otra opción más que coger los pedazos rotos de nuestra felicidad perdida para recomponer la propia dignidad. Un amor propio necesario para seguir adelante con la cabeza alta y la mirada firme, sin mirar atrás, sin mendigar realidades imposibles…

Start again

Soy de las personas que les gusta atesorar los momentos, vivo siempre en el presente y me esfuerzo por hacer todo lo que esté a mi alcance para salir adelante, simplemente me gusta vivir sin arrepentimientos, y mirar al pasado definitivamente no es uno de mis pasatiempos.
He visto como las personas se mueren en la melancolía de un viejo amor, o como pasan años esperando a que vuelva aquel que las dejo, eso no se lo deseo a nadie, y mucho menos a mí, mantener la puerta abierta para ti, es cerrarla para alguien que posiblemente sea mejor, mi corazón no puede dividirse para amar a dos personas, así que si te vas no puedes permanecer en el, te dejaré en las historias empolvadas que nunca más vuelvo a leer, te convertirás en nada, para que algo nuevo pueda nacer.
Y ya que eres tu quien se va me liberas de toda responsabilidad, no podrás quejarte nunca por no haber tenido otra oportunidad, porque si quieres una oportunidad más ahora mismo la tienes, la tienes con cada nuevo día, la oportunidad de hacer de lo nuestro algo maravilloso y eterno, pero si decides irte te convertirás en nada y la nada no tiene derecho a pedir otra oportunidad.
Siempre he pensado que hacia atrás no debe irse ni para agarrar vuelo, si bien es cierto que en alguna ocasión me planteé la idea de revivir algo viejo, es también verdad que he visto que nada bueno sale de eso, tengo muchas amistades que me han dejado claro que volver rara vez trae algo mejor de lo que se fue, así que una vez que algo se termina, prefiero la frescura de una persona nueva.
No estoy tratando de decir que me da igual si te vas o no, obviamente si sigo contigo es porque me interesas y te quiero, pero mis sentimientos deben corresponder a la persona a la que se le entregan y si para ti lo nuestro se terminó, no veo el caso de seguir yo sintiendo amor por ti, como siempre esto tomará su tiempo, pero estoy segura que todo pasará y cuando eso suceda estaré lista para volver a amar, más nunca será de nuevo a ti.
Por eso te insisto en que lo pienses bien, si vas a reconsiderarlo que sea ahora, porque si no lo haces hoy, para ti no existirá un mañana, lo siento, pero así soy, así he sido y definitivamente no voy a cambiar por nadie y tú no serás la excepción.